En uno de esos días en los que hay zafarrancho de limpieza y a uno le sobran la mitad de las cosas que se han ido acumulando con el tiempo, aparece Rocio con un jarrón en la mano.
-Y este jarrón lo tiro, que ya tiene muchos años.
-Pero mujer, si te lo regalé cuando éramos novios…
-Sí, sí, pero ya tiene muchos años…
-Pero más años tengo yo y no me has tirado.
-Pues no creas, que a veces me entran ganas…
Ante la respuesta cojo el jarrón y mirándolo fijamente pienso: lo siento, pero esta vez te ha tocado a ti.
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