Educar. Arte, ciencia y paciencia.

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domingo, 11 de agosto de 2019

NIÑOS CAPRICHOSOS, HOMBRES EGOÍSTAS, MARIDOS PUSILÁNIMES Y PADRES IRRESPONSABLES: MALA AMALGAMA PARA CONSTRUIR UNA FAMILIA.


NIÑOS CAPRICHOSOS, HOMBRES EGOÍSTA, MARIDOS PUSILÁNIMES Y PADRES IRRESPONSABLES: MALA AMALGAMA PARA CONSTRUIR UNA FAMILIA.


Cuando se proyecta un edificio, lo primero que se ha de tener en cuenta es el terreno que lo va a sustentar. Se hacen unas catas y se prevé la cimentación adecuada. Todos tenemos experiencia de que una mala cimentación, a la larga, da problemas: fisuras, grietas y, al final, la ruina de lo que sustenta.
Hoy día, el terreno que pisan nuestros hijos es más bien inestable. De ahí, que desde pequeños, tengamos que poner las bases para que no se hundan en los fangos que aparecerán en su existencia.
Se me viene a la cabeza un pasaje del libro del profeta Daniel (2, 31-45), donde desvela el significado del sueño que tuvo Nabucodonosor:

«En aquellos días, Daniel le dijo al rey Nabucodonosor: Tú, rey, has tenido esta visión: viste delante de ti una estatua, una estatua gigantesca, de un brillo extraordinario y de aspecto imponente. La cabeza de la estatua era de oro puro; el pecho y los brazos, de plata; el vientre y los muslos, de bronce; las piernas, de hierro; y los pies, de hierro mezclado con barro. Tú la estabas mirando, cuando de pronto una piedra que se desprendió del monte, sin intervención de mano alguna, vino a chocar con los pies de hierro y barro de la estatua y los hizo pedazos. Entonces todo se hizo añicos: el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; todo quedó como el polvo que se desprende cuando se trilla el grano en el verano y el viento se lo lleva sin dejar rastro».
Si desde que son pequeños no somos exigentes con ellos, fortaleciendo su conducta con normas de comportamiento claras, con reglas de juego marcadas por los padres y sin permitir antojos, conseguiremos seres caprichosos y egoístas con los pies de barro. Pueden llegar a tener la cabeza de oro: una licenciatura o un doctorado. Pueden llegar a tener el pecho, los brazos y las piernas de plata o de bronce: sanos y deportistas. Pero si todo eso se apoya en la tibieza, en la indecisión, en la vanidad, en la falta de compromiso, en la falta de reciedumbre etc., todo lo anterior no tendrá dónde apoyarse, y todo lo que toque rodará por los suelos.
En la construcción de un edificio hay etapas: cimentación, estructura, cerramientos, carpintería, fontanería, electrificación, climatización, etc., que tienen una única finalidad: hacerlo habitable. Lo mismo ocurre con nuestros hijos: no se les puede educar como mis niños porque no van a ser niños toda su vida. Tenemos que considerar que hay unas etapas –infancia, niñez, adolescencia, juventud– en las que tenemos que educar de cara a la siguiente, para que al final se integren en una persona hecha y derecha.




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