Educar. Arte, ciencia y paciencia.

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viernes, 3 de mayo de 2013

HE DEJADO DE QUERERTE.



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AS CASAS NO SE CAEN DE GOLPE. ES LA DEJADEZ DE LOS INQUILINOS LA QUE LAS ARRUINAN: ESAS GOTERAS, ESAS HUMEDADES…

CUIDAR LOS PEQUEÑOS DETALLES DE CADA DÍA.

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SI NOS MIRÁSEMOS AL ESPEJO una vez al año, nos daríamos cuenta de los cambios que se van produciendo en la imagen que se refleja. Afortunadamente nos vemos todos los días y esos cambios los vamos asimilando poco a poco, casi sin darnos cuenta.

            Las variaciones en nuestro aspecto externo son irreversibles y propias de la naturaleza humana. Pero nuestro matrimonio puede ser invadido por la desidia si abandonamos los detalles que hacen que las relaciones se mantengan llenas de cariño. Sin esas muestras cotidianas y sinceras de afecto la apatía y la desgana serán una constante en nuestras relaciones.

            La expresión "he dejado de quererte" viene precedida por la dejadez reiterada que da lugar a la ruina de nuestro "edificio familiar". Es un proceso:  si sólo pienso en mí, no tendré tiempo para los demás; ese "ya no te quiero" está lleno de pequeños egoísmos: no me conviene; de pequeños caprichos: esto es lo que me gusta; de pequeñas comodidades: no tengo ganas.

            Por lo tanto sería conveniente que al igual que las ordenanzas municipales obligan a los propietarios de los edificios a que periódicamente pasen una inspección técnica para corregir las deficiencias y evitar una desgracia, tendríamos que mirarnos todos los días en el "espejo" de nuestra conciencia para ver cómo van los pequeños detalles que hacen amable la convivencia, evitando que esa "vivienda" que con tanta ilusión pusimos un día en píe, no se arruine por la dejadez de  los inquilinos.

            Si esto llegase a ocurrir, nos tendríamos que mirar en el espejo donde seguramente descubriríamos una imagen irreconocible. 

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