Tarde de hipermercado, donde el cansancio y la multitud le pone a uno de los nervios.
-Daniela ¿cojo dos botellas de Casera?
-No. Vamos a coger tres, para que no te salgas con las tuyas.
Sonrío y pienso: o uno de los dos cede o nos llevamos el palet completo.
Como es natural me trago mi amor propio, y cojo tres botellas… Y tan feliz, porque el que obedece no se equivoca.
Enhorabuena por tan magnífico blog. Merece toda la difusión posible. Nunca es suficiente todo lo que se hable del matrimonio, con los pies en la tierra y sentido del humor. Y esto último, siendo tan importante, suele escasear en nuestras vidas. Gracias.
ResponderEliminarBlanca C.
Muchas gracias por tu apoyo.
ResponderEliminarMuy bueno este blog. Pero deberías añadir los cuentos que estás haciendo, que son muy buenos.
ResponderEliminarUn saludo. Josemi
Si el hombre siempre cede al final es una marioneta de su mujer....
ResponderEliminarCreo, que en LA CUERDA, respondo -bajo mi punto de vista- a esa cuestión.
EliminarSaludos.