Educar. Arte, ciencia y paciencia.

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jueves, 10 de enero de 2019

¿DE VERDAD QUIERES A TUS HIJOS? ¿DE VERDAD QUIERES LO MEJOR PARA ELLOS? ¿DE VERDAD SON LO MÁS IMPORTANTE DE TU EXISTENCIA? ¿DE VERDAD ESTARÍAS DISPUESTO A ENTREGAR TU VIDA POR ELLOS?... ¿Y NO ESTÁS DISPUESTO A MEJORAR TÚ MISMO...?: ¡JA, JA, JA…!


¿DE VERDAD QUIERES A TUS HIJOS? ¿DE VERDAD QUIERES LO MEJOR PARA ELLOS? ¿DE VERDAD SON LO MÁS IMPORTANTE DE TU EXISTENCIA? ¿DE VERDAD ESTARÍAS DISPUESTO A ENTREGAR TU VIDA POR ELLOS?... ¿Y NO ESTÁS DISPUESTO A MEJORAR TÚ MISMO...?: ¡JA, JA, JA…!



Como se dijo en la introducción, eso de ser padres no es nada fácil. Requiere una preparación que no se improvisa. ¿Cómo podremos resolver un problema si no sabemos cómo abordarlo? ¿Cómo podremos orientar a nuestros hijos si no sabemos dónde está el norte?
Al igual que una titulación universitaria no garantiza el éxito profesional, el hecho de ser padres no asegura que sepamos actuar como tales. Cualquier buen profesional que se precie tiene la obligación de profundizar en sus conocimientos técnicos para estar al día. No puede conformarse con lo que aprendió durante su etapa de formación académica. Y… ¿hay alguna profesión más importante que la de ser padres?
Bueno, pues manos a la obra. En primer lugar hay que comenzar por ejercitar una serie de virtudes que son fundamentales en cualquier situación, pero imprescindibles en la tarea que tenemos entre manos.
Uno puede tener muchos conocimientos teóricos, pero al torero se le ve en la plaza. ¿De qué me sirve saber lo que tengo que hacer cuando un niño se pone impertinente, si a mí me falta la virtud de la paciencia? ¿De qué me sirve conocer las características de un adolescente, si me falta la virtud de la serenidad? ¿De qué me sirve saber que tengo que levantarme a las tres de la mañana para atender al pequeño que está llorando, porque mi mujer está agotada, y no lo hago porque me falta la virtud de la fortaleza? ¿De qué me sirve exigir a mis hijos que estudien a diario si yo no doy un golpe al agua en las tareas del hogar, porque me falta la virtud de la laboriosidad? Y así podría seguir enumerando una serie de virtudes que las madres y los padres tenemos que ejercitar para educar con el ejemplo, pues si el prior juega a los naipes, ¿qué harán los frailes?
La educación es una tarea compleja, y necesitamos herramientas adecuadas para afrontarla con acierto; y no cabe duda de que las virtudes humanas son como los conceptos en el ámbito educativo: una vez adquiridos ningún problema se resiste.




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