El hombre puede controlar en buena medida las consecuencias del acto sexual, pero nunca podrá controlar el desgarro sentimental que conlleva la utilización del sexo como mera búsqueda del placer y la utilización del otro como objeto.
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Como he dicho anteriormente, todo acto humano tiene una repercusión –en nosotros o en nuestros semejantes–, tanto en el plano moral como en el afectivo y en el físico.
Cuando las consecuencias de nuestros actos no son de nuestro agrado, tratamos de solventarlas lo mejor posible. En el aspecto moral, solemos acallar nuestra conciencia engañándonos con argumentos poco consistentes pero que nos sirven en un primer momento: "Todo el mundo lo hace", "quién se va a enterar"… O mentimos para evadirnos de situaciones engorrosas que no queremos asumir.
Por su parte, los efectos de los actos puramente físicos son ineludibles: siempre se cumplen las leyes de la biología. El abuso del alcohol, por ejemplo, actúa de una manera determinada en nuestro organismo, independientemente de los motivos que lleven a beber más de la cuenta. Que haya tantos chascarrillos sobre la cuestión del beber no quita dramatismo a sus penosas consecuencias. Pero puede hacer sonreír alguno de ellos:
Iba un buen hombre con alguna copa de más dando tumbos. Un vecino que se cruzó con él le grito:
–¡Qué buena tajá llevas!
A lo que el otro le respondió:
–Pues verás cómo mi mujer le pone pegas.
No es mi intención hablar ahora de la sexualidad, pero sí de las consecuencias de la trivialización del sexo. El problema no es fácil, pues los medios de comunicación y el ambiente no parecen estar por la labor de presentar unas actitudes ante el sexo que no sean "políticamente correctas". La búsqueda irresponsable del placer y la falta de valores propician esta situación. Es como si se tratara de despertar en el hombre y la mujer sus más bajos instintos y luego hacer negocios con sus debilidades y obsesiones: venteo la hoguera que todos llevamos dentro, y después vendo crema para las quemaduras.
A continuación reproduzco una carta de un buen amigo que resume esta situación.
El tanque
Leo atónito que el aborto es la principal causa de mortalidad en España y me pregunto: ¿No decían los "entendidos" que el problema estaba en la falta de información de los adolescentes? ¿No nos aseguraban que el preservativo promocionaría una relación sexual segura?
Ante la evidencia –promiscuidad sexual, píldora del día siguiente, abortos, etc.– cabe preguntarse: ¿Es esta la solución al problema?
Se ve que han animado a nuestra juventud a que vayan a la "guerra", asegurándoles que si se compran un "tanque" no les pasará nada; y como todos sabemos, en la guerra siempre hay bajas: a los datos me remito.
El panorama es desolador. Esto sí, los de los "tanques" se "están poniendo las botas".
Y un último apunte. Creo que en este tema la mujer tiene mucho que decir. En la actualidad hay mujeres que no se hacen respetar, y en nombre de la libertad y de una modernidad mal entendida, utilizan su feminidad como mera atracción, sin darse cuenta de que muchos hombres ya no las ven como mujer, sino como simple objeto de placer. Cuando en una sociedad, en una familia, la mujer pierde el norte, esa sociedad y esa familia están abocadas al fracaso.
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