Educar. Arte, ciencia y paciencia.

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domingo, 8 de enero de 2017

NUESTRAS ACCIONES TIENEN QUE ESTAR LIMPIAS DE TODA VANIDAD...


Nuestras acciones tienen que estar limpias de toda vanidad, de todo egoísmo, de todo amor propio, de todo apegamiento malo.

La sencillez y la naturalidad embellecen al ser humano.

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         No sé si te ocurre, pero tenemos un defecto muy común, que es el de hacer comparaciones. Estamos continuamente comparándonos con las personas que nos rodean: nuestro aspecto externo, nuestra inteligencia, nuestra forma de hacer las cosas, y un largo etc. Y construimos en nuestro interior imágenes que nos llevan a enjuiciar y a encasillar a nuestros semejantes. Aunque no pocas veces, cuando los tratamos de cerca, comprendemos que esas imágenes eran falsas.

         El ser humano es camaleónico: nuestro color no refleja limpiamente lo que sentimos ni nuestra verdadera personalidad. La astucia y la vanidad enmascaran los sentimientos y representamos la partitura que a nuestro interlocutor le gustaría escuchar.

         Pero no es raro que encontremos personas que nos caen bien desde un primer momento, pues actú­an con naturalidad. Si volvemos a acudir al Diccionario de la Real Academia de la Lengua leemos esta definición: Espontaneidad y sencillez en el trato y modo de proceder.

         Las personas sencillas tienen una característica que es la generosidad. Hacen las cosas con espíritu de servicio y sin esperar compensaciones. Son almas generosas.

         La vanidad es un defecto difícil de erradicar, pues todos en el fondo traemos ese ramalazo de fábrica. De modo que tendremos que estar pendientes de nuestras actuaciones y preguntarnos cuál es la auténtica motivación de lo que hacemos.

Cuentan que un día, al visitar Napoleón una biblioteca famosa, trató de coger un libro que estaba fuera de su alcance en un estante muy alto. El Mariscal Monrey, uno de los hombres más gigantescos de su época, acudió presuroso:
–Permítame ayudarle, majestad, yo soy más grande.
Indignado, Napoleón lo corrigió:
–Usted no es más grande, usted es más alto.

Y termino con un chiste:

–¿Sabes, cuál es el colmo de un vanidoso?
–Que su juego favorito sea el yo-yo.




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