Lo importante del trabajo es el servicio. Ser útil a los demás es lo que puede hacer que el trabajo –cualquier tipo de trabajo– nos haga felices.
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¿Cuántos años llevas trabajando? Seguro que muchos, y seguro que aún te quedan unos cuantos años más. Y no te preocupes, que el trabajo –como servicio– terminará el día que nos muramos.
No sé a qué te dedicas, pero te puedo asegurar que ese trabajo que realizas tiene una grandísima repercusión en tus semejantes.
Ni que decir tiene que no siempre nuestro trabajo profesional cubre las expectativas, y que hay muchas circunstancias que podrían dar al traste con nuestros deseos de servicio. Pero superar estos obstáculos –como hay que superar todos los que conlleva la condición humana: la pereza, la desidia, la superficialidad, la chapuza y un largo etc.–, será lo que dignifique tantos años de labor profesional. Hay que tener en cuenta que tan importante es lo que hacemos –hoy y ahora– como lo que dejemos hecho cuando nos pidan la cuchara.
Me viene a la cabeza esta anécdota:
El capitán de una compañía llama urgentemente al sargento y le da la siguiente orden:
–Se ha interceptado una emisión del enemigo y piensan atacarnos mañana a las nueve de la mañana. Por tanto, caven una trinchera de cincuenta metros de larga, un metro y medio de ancha y dos metros y medio de profundidad.
–¡A la orden, mi capitán!
El sargento se dirige rápidamente a la compañía y transmite la orden al cabo, que después de pensar unos segundos, le comenta al sargento:
–Mi sargento, ¿y por qué no atacamos nosotros y son ellos los que caven la trinchera?
Qué alegría si a fin de mes apareciera en nuestra nómina, además del sueldo, las sonrisas y el agradecimiento de todas aquellas personas que han visto y palpado en nuestra labor profesional un servicio que de seguro no tiene precio.
No quiero cerrar esta reflexión sin hacer mención a la única profesión que carece de un convenio laboral que regule su jornada, sus vacaciones e incluso su retribución económica. Me refiero –y creo que ya lo has intuido– al trabajo en el hogar. Gracias a nuestras madres y esposas las casas se convierten en hogares, y su trabajo en un servicio generoso.
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