Educar. Arte, ciencia y paciencia.

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viernes, 7 de agosto de 2009

INTRODUCCIÓN



Una pretensión:

—REFLEXIONAR EN VOZ ALTA

Me he propuesto plantear una serie de ideas básicas que nos ayuden a analizar los rasgos de esta gran aventura que es el matrimonio.
Ni que decir tiene que no aporto nada nuevo, y que estas reflexiones no agotan la rica problemática que se plantea en una institución que perdura en el tiempo, que es la célula básica de la sociedad, y de la que dependen en primer lugar la familia como institución, los hijos como frutos del amor y la sociedad como destinataria de las personas que se forman en el seno del matrimonio. Creo que hay una constante: el amor y la humildad, y como consecuencia de las anteriores, la GENEROSIDAD.
Quiero aclarar que no soy un especialista en la materia, y que las reflexiones que planteo están basadas en mi vivencia personal —más de treinta años de matrimonio y los que te rondaré morena—, si Dios lo quiere; en lo que he leído, y en el ejemplo de tantos y tantos matrimonios que han sabido superar con amor y entrega la difícil tarea de sacar una familia adelante. Y, por qué no decirlo, en mi visión cristiana de la vida que, en definitiva, es la que da sentido a todos nuestros actos.
Espero que estas líneas nos ayuden a reflexionar y a mejorar nuestro matrimonio.
¡Ah! No quiero que se me olvide este consejo: la mejora es personal, pues resulta muy fácil echar en cara a la otra parte de qué pie cojea.

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