TAN IMPORTANTE ES DARLE SOLUCIÓN A LO QUE ME PASA, COMO BUSCAR EL MOTIVO POR EL QUÉ ME PASA.
Cuando metemos la pata, lo más recomendable es sacarla. Solucionar los desaguisados es una tarea en muchos casos apremiante, pues de lo contrario iremos dejando enemistades a nuestro alrededor, y nos puede ocurrir como al buen hombre que llego al médico y le dijo:
–Doctor, doctor, en mi casa me ignoran.
–Ring, ring, el siguiente.
Hay personas que tienen continuos encontronazos con sus semejantes, y en estas situaciones, en vez de echarle las culpa al mundo, debería pararse a pensar qué es lo que realmente pasa para tener una vida tan complicada.
Si en nuestra vida se da con frecuencia esta situación, lo lógico es sosegarnos un poco y ver si es nuestra arrogancia, o nuestra vanidad, o nuestra soberbia, la que nos impide ponernos en los zapatos del otro, y tener la comprensión y paciencia que exigimos a los demás para nuestros defectos. Sería bueno que fuésemos a la raíz, con valentía y honradez y encontrásemos el porqué de las dificultades en el trato con los demás.
El Papa Benedicto XVI, en su libro Jesús de Nazaret, nos habla de la necesidad de reconocer nuestras culpas y pedir perdón:
La ofensa provoca represalia; se forma así una cadena de agravios en la que el mal de la culpa crece de continuo y se hace cada vez más difícil superar.
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