SI OS QUERÉIS DE VERDAD, NO TENÉIS QUE TENER MIEDO A LOS HIJOS.
LOS PADRES JÓVENES SON
ABUELOS JÓVENES.
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ES PENOSO VER EN LOS HOSPITALES a personas enfermas que carecen de un apoyo familiar. En muchas ocasiones esa soledad es una consecuencia directa de la falta de generosidad a la hora abrir las puertas a una nueva vida.
El ambiente no está por la labor: "Un hijo, un problema; dos hijos, dos problemas".
Estos miedos que atenazan a los esposos a la hora de abrir las puertas a la vida no son un problema de medios, sino de generosidad.
Estamos inmersos en una sociedad de consumo, donde el "tener" prevalece sobre el "ser". Esto implica que el coche, o la segunda vivienda en la playa se antepongan a los "gastos" que tiene una nueva vida.
La generosidad en este terreno es un signo visible del amor de los esposos. El esfuerzo que conlleva sacar una familia numerosa se ve recompensado por la certeza de que nuestra vida y nuestros sacrificios han estados orientados al "ser" más que al "tener" y como consecuencia palparemos aquellas palabras de la Biblia que el sacerdote "profetizó" en la celebración de nuestro matrimonio: «Que en vuestra ancianidad veáis a los hijos de vuestros hijos».
Qué bueno es sentirse útil.
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