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A MAYORÍA DE LOS PROBLEMAS VIENEN POR FALTA DE VENCIMIENTO PERSONAL.
SI DESPUÉS DE CADA DISCUSIÓN ANALIZÁRAMOS LA CAUSA QUE LA MOTIVÓ, EN UN 99 POR CIENTO DE LOS CASOS ESTÁ LA COMODIDAD PERSONAL: EL QUERER IMPONER NUESTRO PUNTO DE VISTA, NUESTROS CAPRICHOS. EN DEFINITIVA, EL EGOÍSMO QUE NO ES COMPATIBLE CON LA VIDA MATRIMONIAL.
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LOS PROBLEMAS COMIENZAN por pequeños detalles de caprichos y comodidad que la soberbia y el egoísmo convierten en un incendio que durará mientras este alimentado por la "leña" que arrimemos a la discusión.
La pereza es fuente de muchos problemas, y cuando uno no tiene ganas de hacer algo, siempre tiene que buscar una excusa. En muchas ocasiones la argumentación es tan mala que la situación salta por los aires. La solución: estar siempre disponible.
En esta faceta de la comodidad, el hombre suele dejar en manos de la mujer muchos quehaceres que deberían compartir. Esta frase que le gusta repetir a un buen amigo la refleja: —Yo, las cosas importantes: el precio del petróleo, el conflicto de Oriente Medio, la liga de campeones... De todo lo demás, se encarga mi mujer".
Otras veces es la mujer la que no se deja ayudar en tareas en las que se considera imprescindible o que los demás no hacen como a ella le gustaría. Así se agotan y fácilmente caen en el mal humor.
En otras ocasiones el estado anímico origina la sensación de que el mundo está contra nosotros. Me acuerdo de la historia de un señor que se presentó en la consulta médica. El doctor le pregunta:
—¿Qué le pasa.
El paciente poniéndose de pie comenzó a señalar con el dedo distintas partes del cuerpo:
—Mire, doctor, debo estar muy grave porque me duele en todas las partes que le he señalado con el dedo.
El médico se quedó extrañado al ver la extensión de la zona dolorida. Después de pensar unos segundos, le dijo al paciente que extendiese la mano que había utilizado para indicarle las zonas afectadas por el dolor. Al tocarla, el paciente dio un fuerte grito, y el médico con tono jocoso le dijo:
—Mire, a usted lo que le pasa es que tiene el dedo índice fracturado.
Esto nos puede ocurrir, y tendríamos que pensar que quizás el problema sea yo y no los demás.
Sería conveniente, que después de cada discusión, analizásemos cuál fue el punto de ignición y cómo se podría haber evitado. Este análisis nos demostrará —en la mayoría de las ocasiones— que hubiera sido tan fácil evitarla…
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